Pista de sala

Enntré en el gimnasio como habían ordenado los profesores. Todo este circo me parecía innecesario, pues una parte de la multitud, aunque reducida, era bastante débil. Y yo sabía cómo se sentían, ya que hace poco que me he recuperado de mi mortecino estado. De todos modos me vendría bien volver a ponerme en forma. Desde que he entrado en este centro hago ejercicio por las tardes, así que no me pillarían desprebenida pero no al tope de mis posibilidades. Bueno... en un enfrentamiento siempre es bueno que tu contrincante se confíe. No pensaba destacar demasiado, ni por exceso ni por defecto. No me convenía parecer damasiado débil de todas formas. Me dejaría ganar en algunas de las pruebas -en las podría destacar [Off: Que no son pocas xP... jeje]-, haciendo uso de mis dotes interpretativas.

Fueron pasando las pruebas, en las que siempre quedaba por debajo del tercer puesto. Yo estudiaba la sala, escudriñando con detenimiento los rostros cansados de los demás, a los que yo imitaba. Hasta que mis ojos se posaron sobre la mirada despierta de Lippa. Ella me miró con aire gracioso. Me decía "sé lo que estás haciendo". Le dediqué una media sonrisa desafiante, mostrándole mi potente dentadura. No caeré en tu trampa, vampiro. Me costaría, pero no iba a responder a su desafío...






¿o sí? La apuesta sonaba tentadora.

La carrera empezó, y ninguna de las dos salió cuando el profesor lo exigía. Nos miramos y... salimos disparadas. Tengo que decir que Lippa es realmente buena, pero yo puedo hacerle frente. He de admitir también que ella me ganó por poco, pero lo que nadie sabe, es que puedo dar mucho más de lo que estoy mostrando. La miré, ninguna de las dos estaba realmente cansada. Me caía bien, en el fondo, y puede incluso que el echo de que sea una vampiresa ayudase a ello... no sé, de alguna forma sé que podría levarme bien con ella, aunque nuestra relación fuese oura competición, eso me gustaba. Porque no seré más rápida que ella, pero sí más fuerte. Estoy segura, pues cada vez más siento al lobo de mi interior crecer, y con cada desafío se hace más fuerte. Pronto se fortalecería mi mente y podría mantener a raya la maldición. De alguna forma. [por si acaso alguien no lo sabe, hay mucho libros en los que pasa... yo no lo haré al pié de la letra pero ya veré...]



Las pruebas pasaban, y las miradas desafiantes, cómplices, entre Lippa y yo no cesaban. Yo observaba al grupo de personas que la acompañaban, bastante numeroso y variopinto.
De pronto, un fuerte campanazo anunciaba el comienzo de otra tanda de pruebas. Lucha cuerpo a cuerpo. Perfecto.

- Los grupos se dividiran en dos- anunciaba el profesor encargado- Vampiros por un lado y el resto de las espacies por otro!!

- QUE?!- no podía creerlo, me acerqué a él para hablar. Bueno, más bien para gritarle- Por qué no podemos luchar contra vampiros?! Qué pasa, que son demasiado buenos como para mezclarse con la "plebe"?

- Quiere hacer de héroe y vatirse en duelo con un vampiro, señorita?- el hombre me hablaba con indiscreto desprecio- Si quiere salir usted mal parada, adelante.

- Genial- le respondí-, pongame a cualquiera delante, que lo tumbaré en dos movimientos.

- Muy bien, James Goldier- gritó bien alto-, acérquese a la arena.

Le sonreí, arrogante, y me dirigí al cuadrado donde humillaría al vampiro. El tal James me miró con asco.

-Eres un licántropo, verdad?- me preguntó mientras hacía de satélite y caminaba a mi alrededor.

-Qué pasa, tienes miedo?

El ser crepuscular que rió. Entonces comenzó su estrategia: corrió en circulos, como había hecho hasta ahora, pero a una velocidad a la que mi vista no me servía de nada. Cerré los ojos y agudicé mi oído y preparé mi olfata. Lo que esa prepotente criatura no sabía, era que mi padre siempre fue un estricto entrenador.
Lo escuché acercarse, cada vez más. Hasta que estuvo lo suficientemente cerca para comenzar a actuar. Me aparté, dejando y pié en su sitio, de forma que el vampiro tropezó con mi extremidad y cayó al suelo, sorprendido. Lo había humillado, y eso no le gustaba. Se levantó y arremetió contra mi. Dejé que me tirara al suelo, entonces lo sujeté por los brazos y lo arrastré conmigo para quedar sobre él. Se revolvía debajo de mi. Y de pronto, en sus ojos pude leer la esperanza de una alocada ocurrencia. Llevó uno de mis brazos cerca de sus colmillos para morderme. Reaccioné y bajé hasta su cuello. Iba a hacerle sentir lo mismo que él le hacía a sus víctimas.

Pero no pude... dos de los profesores se abalanzaron sobre nosotros, separándonos. Nos gritaban cosas como "Podríais haberos matado!!", "Cómo se os ocurre?". Pero yo no escuchaba, sólo sentía cómo la fuerza me llenaba, y cómo me gustaba esa sensación.
Me contuve, haciendo uso de mi autocontrol. Me desprendí de las manos del profesor que me agarraba y me fui con la barbilla bien alta.

-Eso no ha sido muy inteligente...- escuché cerca, era la voz de Lippa.

Yo sólo le sonreí.

Las pruebas en el bosque conocieron a un ganador: Alan. Gano todas las pruebas de tiro con arco aunque recibio burlas por usar un pequeño arco de madera de su padre. Tambien ganó la carrera por el bosque gracias a su habilidad esquivando arboles.
Cuando volvio con sus amigos presencio las luchas cuerpo a cuerpo y vio el pique entre Aldara y aquel vampiro. En esas pruebas Alan no ganó ningun combate ya que cada vez que le atacaban se llevaba la mano a la espada y eso no estaba permitido.

Tenia mis audifonos bien puestos solo para ignorar los intentos de los profesores para evitar que me quedara sentada como piedra si nhacer nada.
No habia sido tocada con el talento deportivo y solo seria un estorbo si decidia competir y exibirme. Además, queria evitar la humillación de quedar hasta el final, cosa por la que jure que jamas volveria a pasar.

Mire de reojo hacia un lado y una disimulada sonrrisa se asomo en mi rostro, no podia evitar sentir gracia por la disputa que se debatia en la arena. Me quite los audifonos de una y baje las gradas hasta llegar a un lugar donde fuese facil escapar y a la vez mirar bien.

-Menudo lugar.-dije en un susurro solo para mi mientras mis ojos se habrian como platos al percatarme que la pelea no iba por buen camino.

Simplemente me dejé llevar, dejé que mi ira me controlara. Quería ver hasta dónde podía llegar. Quería llegar al límite y poder volver a tomar el control. Lippa me miraba, burlona. Cuánto creía saber, y qué poco sabía. No me descontrolaría nunca, pues decepcionaría a mi padre, quien me decía siempre "Take the power of your mind, take the control of your life, and you will win".
Tampoco la infravaloraría, pues yo sabía que cargaba muchos años fuertemente a su espalda. Y si había llegado hasta aquí sería por algo. La miré, escudriñando detenidamente su gesto, y pude leer en sus ojos lo superior que se creía.

Vaya... cada vez me cuesta más no odiar a los vampiros.

Sonreí para ella, mostrando toda mi fuerte dentadura. Ella no dejaba de repetirme lo innecesario que era todo este espectáculo. Qué intentaba? Hacerme creer que tenía miedo? No me tragaría eso ni viéndolo.
Me avalancé sobre ella de nuevo, sin más resultado que un rasguño en uno de sus brazos. Y a cada nuevo paso que yo daba, su rostro mostraba más arrogancia, y yo sentía cómo la fuerza de la ira me llenaba y me hacía subir al siguiente nivel. Me regocijé en aquella sensación, cuando sentí mi cuerpo crecer. Mis ojos se volvían oscuros, mostrando una salvaje luz amarilla, sentía mis extramidades más fuertes incluso que antes, el pelo empezó a crecerme a lo largo de la nuca y un fino vello se asomó sobre la piel del dorso de mis manos, así como bajo mi cabello aparecieron dos orejas de pelaje suave. Un poco más y me convertiría en una gran loba negra. Pero por ahora estaba bien, me concentré y cesé mi transformación. De alguna forma, pero no sé cómo.
Ahora oía a todos los licántropos, a todos mis hermanos vitoreándome. Estiré mi cuello para acerlo crujir, y tras toda aquella demostración, aullé bien alto, orgullosa de lo que había logrado.

Le dirijí una significativa a mi contrincante, dieciéndole "no he perdido el control". Volví a embestirla y esta vez, incrementada mi fuerza, la tiré al suelo. Y su gesto prepotente desapareció.

- No he perdido el control en ningún momento- le susurré al oído aún sobre ella.
Vaya... un vampiro herido en su orgullo.
Me propinó un golpe y rodó conmigo hasta ponerse sobre mí.

- Que sepas que no estoy dándolo todo- musitó esta vez Lippa.
Haciendo lo mismo que ella, le dí un fuerte golpe en un costado, provocandole un dolor punzante que le obligó a bajar la guardia durante un instante, un ínfimo momento que yo aprobeché para volver a la posición inicial.

- Crees que yo sí?- Mi voz había sonado como un profundo rugido gutural.


Entonces me levanté. Me relajé, bajo la atenta mirada del inusual público y la vampira. Comencé a menguar de tamaño y pronto volví a ser la de antes.

- Ya he conseguido lo que quería, no tengo nada más contra ti- le tendí la mano, que ella tomó con un extraño gesto pintado en su rostro.
Tenía que admitir que la chica sabía ser elegante. Nuestras miradas se cruzaron durante un tiempo en el que nos comunicamos a través de su habilidad telepática.
"Esto no va a acabar así", me dijo ella.
"Lo sé, pero deberíamos descansar de esta competición un tiempo, no crees?", era cierto, no quería más numeritos como este.
"Está bien".
Y cerró la conexión.
Se proponía a irse cuando vislumbró, ahora que mi cuello estaba libre de pelo, las dos marcas que Jules me había dejado, intentando morderme.

Me di cuenta y tapé la herida con el pelo. Su mirada interrogante habló por ella.

-No llegó a morderme -le dije.
Y me aparté de ella para mezclarme con los míos, que me admiraron a pesar de mi último movimiento.

Lo iba a matar... nunca había visto en su mirada tal expresión de odio y rencor. Corrí hacia ellos cuando Lippa soltó al chico. Me arrodillé junto a él y comprobé que, dentro de lo que cabía, estaba bien. Entonces la escuché.

-Ni se te ocurra volver a decir que los licantropos sois superiores a un vampiro. Y si lo dices, dilo solo si estas muy seguro contra el vampiro al que te enfrentas.

La furia volvió a corroerme, pero no lo dejé aflorar. Me levanté y la frené cuando se disponía a irse.

- Podría decirte lo mismo, vampiro- le dijé, indignada.

Sabía que lo malinterpretaría, yo nunca he creído en la supremacía de una raza sobre todas las demás, al contrario que muchos de mis hermanos y enemigos.

Se volvió para responderme, pero no le dejé.

- Pero no lo creería, igual que no creo lo que rezuma de tus labios hacia el exterior.

Le dejé bien claro lo que pensaba, con la certeza de que lo entendería. La chica no era tonta precisamente. Me miró a los ojos fríamente para decirme:

- Si crees que has conseguido lo que te proponías, estás equivocada. Me he dejado ganar- me soltó, serena, como siempre.

Me reí en un amplio suspiro.

-Cuánto crees saber... No sabes nada sobre mi.

- No puedes tener completa certeza sobre eso- qué enigmática sonaba su voz...

- Me acabas de demostrar que es así, si crees que lo único que quería sacar de aquel enfrentamiento era una victoria. No tienes derecho a despotricar sobre mi y sobre mi raza como has hecho si no tienes ni idea de lo que hablas- le escupí de golpe, cabreada.

Me dispuse a irme cuando volví a escuchar su voz tras de mi.

-Qué es lo que querías entonces? Demostrar que los perros os podeis enfrentar a nosotros?

Autocontrol... autocontrol...
"Take the power of your mind"
... Me estaba costando no avalanzarme sobre ella para hacerla pedazos. Pero no lo haría, nunca perdería el control sobre mi misma.

- Sólo volveré a dirigirme a ti cuando estés dispuesta a tratarme como a un igual.

Y me fui, dejando al chico en el suelo y al resto del público anonadado con mi petición. Caminé por los pasillos hasta encontrar un lugar desierto. Donde rompí una pared de un golpe, descargando toda mi furia.

Off: oye... no puedes saber algo que no te he dicho, por mucho que leas mi ficha y lo que escribo expresando lo que siento y lo que pienso, el personaje no lo sabe. No puedes saber o proponerte algo y un mensaje después combiarlo todo y decir que lo sabías todo desde el principio.
No sé, es mi opinión.

Off: a qué me refiero con que?

Nah, deja.

Sabes? pensaba decirte también que lo dejásemos si insistías... entonces, "en paz" [lo digo así por nuestros personajes aún están... moscas]

Vale. Weno seguimos en tu casaa