por Elizabeth Miér Ago 19, 2009 10:36 am
On: Llegué a mi habitación muy tarde, estaba atardeciendo y no había mucho movimiento por los pasillos. No me había encontrado a nadie más que al portero. Suspiré ante mi nueva habitación, la cual era perfecta. No traía mucho equipaje así que no llenaría el inmenso armario que tenía aquel nuevo dormiorio. Lancé mi vieja mochila; aquella roja desgasgastada, la que estaba firmada por todos mis antiguos amigos, para que cayera encima de la cama. No contenía más que mis reliquias: mi colección de púas y mis viejas baquetas, aparte de todos los cables de mis amplificadores y un par de camisetas. Deposité luego mi guitarra eléctrica roja enfundada -la funda repleta de pegatinas- cerca del escritorio. El mp3 de mi bolsillo había dejado de sonar hacía tiempo y yo me había colocado los cascos arrededor del cuello. Me disponía a meter mi escasa ropa en el armario cuando alguien llamó a la puerta. Era el portero con los amplificadores y ora bolsa más pequeña en las manos. Lo había dejado en la portería para corgar con todo en un viaje.
- Muchas gracias! -le dije con una sonrisa- Pero no hacía falta, en serio. Muchas gracias.
Tras escucharme, el portero dejó las cosas a mis pies, justo a la entrada de la habitación, y se fue. caca!! Lo había vuelto a hacer, lo primero que hago al llegar a un nuevo lugar es "convencer" al portero de que no tiene que hacer su trabajo. Corrí tras él y lo miré a los ojos. Él no tardó en volver para ayudarme. Dejamos todo listo y volvió a irse.
Retomé entonces la tarea pendiente con mi ropa. Abrí en armario y lo vi me dejó anonadada. En el interio del mueble, inmenso, había infinidad de ropa. Toda me definía a la perfección y me encantaba. Suspiré de nuevo y me cambié para dormir un poco, mañana sería n nuevo día. Tendría que haber alguien que no se hubiera ido de vacaciones. De todos modos se acerccaría a la tienda de música paraempezar a trabajar por las tardes.