Cerca del amanecer

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    Un "te quiero" desde la oscuridad

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    Un "te quiero" desde la oscuridad Empty Un "te quiero" desde la oscuridad

    Mensaje por Invitado Vie Jul 24, 2009 10:04 am

    Este es un relato que escribí para una amiga, y por eso, sólo por eso, escribí sobre vampiros. Porque, que quede claro... ESTOY ARTA DE ELLOS!!!! pues eso... que os guste...

    [tiene algunos fallos]

    De nuevo levanta la persiana y el brillo del sol le ciega. Como todas las mañanas, Abby sale de su habitación para ducharse en el cuarto de baño. Termina y se viste sin muchas ganas, todavía movida por el sueño. En cuanto acaba, corre hasta la cocina para desayunar su habitual taza de leche con cereales. Tras beber el último sorbo de lo que queda en su recipiente de cristal recoge lo que quedaba en la mesa y vuelve sobre sus pasos para llegar a su dormitorio. Es en este momento cuando su padre se levanta y la saluda al salir de su cuarto. Pero hoy su padre no salía. Se acerca a la puerta y la abre lentamente, imaginándose cosas horribles a causa del libro de vampiros que había leído antes de acostarse. Hasta ella misma sabe que está muy emparanoiada últimamente con los colmillos y la sangre.
    Deja de pensar, suspira y entra. Mira a sus padres, que duermen. Se acerca y guarda silencio…
    Respira… respira… respira…
    Ella suspira de nuevo y despierta a su padre. Coge el despertador de la mesilla de noche de sus padres y comprueba que está parado. Pilas gastadas. Se asusta por nada. Va a su habitación y saca las planchas del pelo del armario. Las enchufa y mientras se calientan, pone su silla delante de su espejo. Las planchas están listas. Se peina el flequillo y, en el baño, se engomina el resto del pelo.
    Su hermano la espera y la llama. Se cuelga la pesada mochila sobre los hombros y sale de casa. Caminan apurados cuesta abajo para llegar antes que el autobús a la parada donde los recoge todas las mañanas. Se acuerda de que lleva el móvil encima y lo saca del bolsillo de sus vaqueros lilas. Lo abre y activa el modo silencio. Mira la hora y se da cuenta de que hoy nada sucede como siempre. Llevan diez minutos esperando y no pasa nadie a recogerlos. Iago empieza a impacientarse.
    - Vamos a llegar tarde, ¿y si vamos andando?- dice él.
    - ¿Qué más da?
    Al joven rubio no le convence el elocuente argumento de su hermana y decide comenzar a caminar. Deja atrás a Abby y a todos los demás compañeros que esperan con ellos a que pase el autobús.
    Uno a uno, todos los que esperan al largo vehículo, se van camino al instituto. Pero Abby se siente incapaz de moverse. Algo pasa. No pasan coches por la carretera, la brisa salada del mar… inexistente ¿Qué esteba pasando? ¿Acaso sólo ella podía sentirlo?
    Mira a su alrededor. Esta completamente sola. O no. Descubre una figura caminando por donde los muros tapan la luz del sol y tiñen el aire de negro. De pronto, la silueta se vuelve y la mira. Abby retrocede movida por un pánico que no comprende. Su mochila cae de su espalda.
    - Una presa- susurra la figura.
    Se asusta terriblemente al escuchar la escalofriante voz tan cercana. Sin pensarlo siquiera una vez, echa a correr. Algo cae sobre ella y la lleva hasta el suelo.
    - Te ten…- la voz quiebra en un gemido de dolor.
    Se lo quita de encima con esfuerzo y se arrastra lejos de él. Se vuelve para mirarlo y lo que le muestran sus ojos la aterra y la paraliza. El chico que la acaba de embestir se retuerce de sufrimiento mientras la luz del sol lo quema.
    Grita. Mostrando dos largos colmillos blancos.
    “Es… e-es… un vampiro…”
    Lo observa con atención, y la compasión se apodera de ella. Se levanta y se acerca a él temblorosa. Le coge el brazo y lo pasa por encima de sus hombros. Lo levanta como puede y cruza con él la carretera desierta para cobijarlo en la sombra.
    - ¿Qué haces?- pregunta el vampiro.
    - No lo sé. Ahora mismo no encuentro sentido a nada de lo que está pasando.
    Y es que, realmente, no comprende lo que la hace comportarse como lo esta haciendo. Cuando llegan a la anhelada penumbra, lo apoya contra el muro y se separa de él. Como si volviera a ser dueña de sus actos, se aleja hasta quedar protegida por la intensa luz. Observa cómo las quemaduras de su piel se curan rápidamente. Mas, tímida tras las prendas rotas que cubre el pálido cuerpo, una mancha se asoma donde el cuello pierde su nombre. Una espantosa quemadura.
    El vampiro alza la vista y le muestra por primera vez sus profundos ojos grises.
    - Tú… eres un vampiro ¿verdad?- pregunta Abby. Espera a que el chico asienta- Ibas a matarme.
    - No, sólo quería comer.
    Se altera considerablemente y comienza a hiperventilar. “Por poco me mata”. Quiere dejar escapar esas cuatro palabras y concederles la oportunidad de alejarse de ella. Pero se ve incapaz. Esa única y solitaria idea hace arder su mente hasta producirle un horrible mareo.
    - Yo me voy de aquí- susurra nerviosa.
    Abby emprende su huida. Camina rápido. Pero algo la retiene. No ha salido de la seguridad de la luz, pero algo le impide continuar. Se siente incapaz de seguir. Se vuelve y lo ve. Parece decidido a salir de su refugio en la oscuridad. Pero, al igual que ella, no puede cruzar el umbral. Como si de una pared de cristal se tratase, los hace chocar el uno con el otro sin llegar a rozarse siquiera.
    Se acerca despacio, insegura. No se siente cómoda con él cerca; pero no quiere apartarse de su lado. Lee en su mirada que non la quiera lejos. Le agradece lo que ha hacho por él; y le muestra su desconcierto.
    - ¿Por qué?- musita él- ¿Por qué?
    - No lo sé…- responde ella a pocos centímetros de su rostro… a pocos centímetros de sus colmillos.
    Él se encuentra al límite de una claridad que puede matarlo, y ella permanece al borde de una desconocida noche capaz de consumirla.
    Ninguno debe abandonar el lugar al que pertenece. Los dos anhelan poder traspasar la barrera que los separa.

    Porque algo los impulsa a quererse.

    Él alza su mano e intenta llegar junto a ella. Abby se lo impide. Eleva la suya y lo salva de sufrir. Se aproxima a sus labios; él la comprende y se acerca. Lo siente cerca. Puede tomarlo si quiere. Se rozan…





    Abre los ojos. No queda nada de su dulce sueño. Se incorpora despacio y comienza un nuevo día. De nuevo levanta la persiana y el brillo del sol le ciega. Como todas las mañanas, Abby sale de su habitación para ducharse en el cuarto de baño. Termina y se viste sin muchas ganas, todavía movida por el sueño. En cuanto acaba, corre hasta la cocina para desayunar su habitual taza de leche con cereales. Tras beber el último sorbo de lo que queda en su recipiente de cristal recoge lo que quedaba en la mesa y vuelve sobre sus pasos para llegar a su dormitorio. Es en este momento cuando su padre se levanta y la saluda al salir de su cuarto. Pero hoy su padre no salía…
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    Mensaje por Invitado Vie Jul 24, 2009 10:09 am

    No tiene sentido!! AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!!!
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    Mensaje por Invitado Vie Jul 24, 2009 3:03 pm

    Me encanta=)
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    Mensaje por Marco Alighieri Sáb Jul 25, 2009 2:54 pm

    el segundo mensaje sobra. muy bueno aldara Smile

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