por Invitado Dom Ago 02, 2009 11:21 pm
Off: Cazurra de merda!!!
Las cosas habían acabado de forma un tanto extraña. Lippa accedía a ayudar al lobo y estaba bañando de saliva la profunda herida de su costado. El animal gemía al sentir el contacto del líquido transparente. Yo, arrodillada junto a él, le acariciaba y le infundía calor, frente al frío de la vampira. Pronto su dolor cesó, y el pobre lobo pudo calmarse. Suspiró aliviado y miró a Lippa. No le gustaba su olor, pero le estaba agradecido.
- No te preocupes chucho, ambos compartimos esa sensacion.
Me reí ante aquel comentario. El animal me observó, demostrándome que podía comunicarse conmigo. Me daba las gracias.
- No hay de qué- le susurré.
Sentí la mirada extrañada de Lippa sobre mi. Cerré los ojos, era hora de tragarse algo de orgullo.
- Debo... darte las gracias -le dije sin mirarla, no podría me quedaba algo de dignidad.
-Estás dándole las gracias a una vampiro?
- Al contrario que tú, no miro a los demás desde lo alto del pedestas que tú misma has creado. Me cuesta, pero soy capaz de sentirme agradecida por lo que has hecho.
Me miró y resopló. ¿Molesta por lo que había dicho? No lo creo. Como ella misma había dicho, a los seres inferiores no les daría ni su saliva, por lo que no puede afectarle uno de mis comentarios. Sólo soy uno de los que la mira desde abajo.
- Siéntate si quieres -ofrecí hospitalaria, mientras me levantaba para cojer una fregona y limpiar toda la sangre-. Te ofrecería algo de comer, pero no creo que te sepa mejor que la tierra.
Me miró, sarcástica. Se habí sentado en el amplio sofáque había frente al henorme ventanal que mostraba la inmensidad de la noche.
- Si quieres la sangre del suelo, toda tuya, tengo pajitas-bromeé con el cubo y la fregona ya en las manos.
-¿Es una broma?- me preguntó, el sarcasmo había desaparecido. Vaya, le había molestado.
-Humor negro.
Me contenía para no desacerme en carcajadas delante de ella. La mera posibilidad de beber sangre de un lobo la había incomodado de veras.
Terminé antes de lo que pensaba de limpiar el suelo, mientras Lippa se paseaba por la estancia y contemplaba las fotografías, mis autógrafos de músicos enmarcados y ojeaba mis numerosos cuadernos llenos de composiciones.
- ¿Compones?- me preguntó, rompiendo el silencio.
- Un poco, sí. Luego las critíco al interpretarlas.
Algunas de ellas tenían las letras debajo de las notas, por lo que la chica dedujo que yo cantaba.
- ¿Se te da bien?, eso de cantar me refiero.
- ¿A qué viene tanto interés?- le pregunté por fin, pues llevaba un rato extrañada con su actitud.
-Es que me aburro- respondió con voz cansada- ¿Te vienes al bar? Me parece que te hace falta algo de marcha después de toda esta sangría.
¿Lippa, la vampira, la que odia a los licántropos, ofreciéndole a uno compañía? Qué raro estaba siendo este día...
-No me importaría, eso está claro, pero...
- El chucho estará bien solo...- me cortó, supponiendo mi preocupación.
De pronto, se acercó a mi y me empujó por el pasillo. Me preguntó dónde estaba mi ropa y la conduje hacia mi habitación. Habrió mi armario y comenzó a buscar.
- ¿Es que sólo tienes ropa negra u blanca?- gritaba sumergida en un mar de ropa- ¿Esto es un corsé?
Esta vez se volvió hacia mi y me mostró la prenda. Lo usaba sólo para ir a algún que otro concierto, cuando la situación lo requería [ya me entendéis...[gótico]]. Yo asentía, sin comprender lo que hacía. ¿No habría nada normal en aquel día?
- Pienso vestirte- respondió ante mi gesto-, no voy a dejar que vallas de cualquier manera si vas conmigo.
Por Dios... qué loca podía estar si se lo proponía. Ahora, por fin, parecía una persona normal. Comenzó a descartar vestuario y a ordenarme que me probara distintas cosas. Después de lo que había hecho, no podía negárselo, por ridículo que me pareciera.
Off: ala! vísteme.